Repetimos eslogan del curso pasado para afianzarlo y continuar aterrizándolo en la vida diaria. Sin olvidar que «Contigo» abarca, al menos, tres sujetos: Dios en mi vida, en la historia y en toda la existencia, aquellos que me rodean de forma más cercana (familia, amigos, compañeros, miembros de los distintos ambientes de la Casa), y también incluye todo el movimiento de quines en red y en sinodalidad nos sentimos Iglesia, nos identificamos con el cuidado de la Casa Común y velamos por una sociedad más fraterna y justa.

OBJETIVO: «Ser presencia que genera, promueve y cuida la vida en el corazón del mundo contemporáneo»

Este objetivo encuentra sus raíces en el Capítulo General XXIV. Nos llama a ser presencia en continuo dinamismo vocacional, «en salida», desinstalada en pronta a provocar y generar vida. Nuestro mundo está en constante movimiento, la realidad que nos está tocando vivir es eminentemente cambiante. No podemos vivir de nostalgias, seguir ofreciendo respuestas añejas ni desencarnadas o permanecer en standby.

PALABRA DE DIOS: «Cuando hiciste a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,34-40)

Permanece este curso la misma Palabra para recordarnos que Dios no se esconde en la pobreza, sino que se manifiesta en los más vulnerables. Servir a los más pobres y descartados de nuestra sociedad es servir y amar a Cristo. Pero estemos atentos para no conformarnos con ocasiones especiales y reducirlo a un listado de actuaciones de solidaridad puntuales.